A escala humana. Schinca, una vez más, tiene la virtud, y por qué no quizá empleando una mirada autobiográfica, de darnos una idea de los últimos días de nuestro Prócer Artigas, tomando en consideración datos biográficos que luego reviste con gracia y afecto, para novelar su vida, este tramo final, a la propia escala que sabemos por la historia que José Gervasio Artigas dio: la escala humana.

 

En estas pocas pero profundas y refrescantes páginas, el escritor Milton Schinca, a la vez que periodista y hurgador de nuestra historia tan recordado como celebrado, traza con esmero e intimidad, unas horas en la vida de un hombre mayor en edad y superior en sabiduría. Sin endiosarlo, aunque sí dotándole, más aun o en el grado acertado, de una afectividad tan honda como lo fue también su pensamiento.

 

Este libro, que recomiendo especialmente, permite a uno detenerse y respirar hondo y quizá, si en verdad silenciamos nuestra mente de los ruidos habituales de una persona, logremos hallar en nosotros mismos, la luz del sendero que nos conduzca a descubrir qué es lo esencial y qué lo anecdótico en nuestras propias vidas.

 

Ameno. Así y todo, este obra de Schinca, que publicara allá por 1988 y ahora felizmente reeditada, es sin duda alguna, ameno, sencillo en su formulación aunque logre llevarnos a estadios superiores del pensamiento. Lo hace ciñéndose a la propia historia del general que, como bien nos dice, fue el Conductor.

 

Hoy, faltos de su presencia pero invocando su huella, la huella de un hombre bueno que supo llevar consigo la carga de un líder y triunfar, aun en las peores derrotas, resulta ilustrativo por aleccionador y motivador –en tanto habrá de llevar a no pocos de sus lectores y lectoras a emprender búsquedas en la vida de Artigas- toda vez que bucear en nuestra memoria colectiva, desde el ejemplo de vida del Conductor, ayudará a comprender mejor el presente.

 

Gracias pues, Milton, por este trabajo que trae mucho de Artigas pero, si me permite, tiene mucho de usted, porque si aquel fue el Conductor, a mí se me hace que usted es, además de dramaturgo, poeta y periodista, una de las voces privilegiadas de nuestra cultura. 

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