De segunda mano en excelente estado
Todas las historias del analista de Bage. Luis Fernando Verissimo
Doña Casimira vivía sola con su perrito. Era un perrito negro y blanco que Doña Casimira encontró en la calle un día y se lo llevó a su casa, para acompañarla en su vejez. Pobre Doña Casimira.
Doña Casimira despertaba en la mañana y lo llamaba:- ¡Dudú!
El perrito, que dormía en el área de servicio del departamento, levantaba la cabeza.
- ¡Ven, Dudú!
El perrito no iba. Doña Casimira preparaba la comida del perrito y se la llevaba.
- ¿Está con hambre, Dudú?
Doña Casimira ponía el plato de comida delante del perrito.
- Come todo, ¿escuchaste, Dudú?
Doña Casimira pasaba el día entero hablando con Dudú.
- Que día feo, ¿no crees, Dudú?
- ¿Vamos a ver nuestra teleserie, Dudú?
- ¿Vamos a dar una vueltita, Dudú?
Salían a la calle. Doña Casimira siempre hablando con su perrito.
- ¿Está cansado, Dudú?
- ¿Ya hizo su pipicito, Dudú?
- ¿Vamos a volver a la casa, Dudú?
Doña Casimira y su perrito vivieron juntos durante siete, ocho años. Hasta que Doña Casimira murió. Y en el velorio de Doña Casimira estaba el perrito sentado en una esquina, con la mirada suspendida. A cierta altura del velorio, el perrito suspiró y dijo:
- Pobre Doña Casimira...
Los parientes y amigos se miraron entre ellos. ¿Quién dijo aquello? No había duda. Había sido el perro.
- ¿Qué... qué fue que dijo? - preguntó un nieto más decidido, mientras los demás se retiraban, espantados.
- Pobre Doña Casimira - repitió el perro.- De cierta manera, me siento un poco culpable...
- ¿Culpable por qué?
- Por nunca haberle respondido sus preguntas. Ella pasaba el día haciéndome preguntas. Era Dudú para allá y Dudú para acá... Y yo nunca le respondí. Ahora ya es tarde.
La sensación fue enorme. ¡Un perro hablando! ¡Llamen a la TV!
- Y ¿por qué - preguntó el nieto más decidido - tú nunca le respondiste?
- Es que yo siempre interpreté sus preguntas como preguntas retóricas...Envío sin costo a cualquier parte de Montevideo. Por encomienda al interior